Todo se mueve. Y está bien que todo se mueva. Lo que se estanca se pudre. La publicidad se mueve porque la economía se estira, se contrae y las empresas crujen a ese ritmo. El lenguaje se transforma, se ajusta, se acomoda, se impone. La cultura explota hacia adentro, hacia afuera. Es natural y lógico que las agencias de publicidad, en ese contexto vivo, se muevan también, no sólo para no desaparecer, sino también para entender los cambios y poder acompañarlos desde su lugar: comunicarlos de la mejor manera, en los nuevos códigos, en los formatos que siguen y seguirán apareciendo, a públicos, personas, consumidores, que también mutan y deciden qué quieren escuchar y de quién. Nadie dijo que iba a ser fácil. Pero tampoco que iba a ser tan divertido. Publicidad es un término viejo para todo lo que nos pasa. A disfrutarla!